El sistema de control de accesos utiliza tecnologías avanzadas como tarjetas inteligentes, biometría (huellas dactilares, reconocimiento facial, iris), y sistemas de identificación por radiofrecuencia (RFID), para autenticar a los usuarios de manera rápida y precisa. Además, su integración con bases de datos y plataformas de gestión permite la asignación y revocación de permisos de acceso en tiempo real, lo que optimiza la seguridad y la eficiencia operativa.

Una de las principales ventajas de este sistema es su flexibilidad y escalabilidad. Puede adaptarse a diferentes necesidades, desde el control de entradas y salidas en un solo punto hasta la gestión de accesos múltiples en edificios o complejos grandes. Además, la posibilidad de integrar sistemas de videovigilancia, alarmas y sensores de movimiento con el control de accesos crea un entorno de seguridad integral, proporcionando un monitoreo continuo de las zonas sensibles.

Una de las ventajas principales de este sistema es su capacidad para trabajar en tiempo real, permitiendo a los investigadores obtener resultados inmediatos mientras interactúan con los sujetos. Además, el sistema puede analizar conversaciones grabadas o en vivo, haciendo uso de micrófonos de alta calidad que capturan el tono, ritmo y otras variables vocales relevantes. Estos análisis proporcionan una visión más profunda de la veracidad de las respuestas, ayudando a los investigadores a discernir posibles intentos de manipulación o evasión.